Puerto Príncipe, Haití.- Todos los días,
cuando el esposo de Marie Carmel Daniel se pone su chaleco antibalas y sale para
pasar otro día combatiendo a las pandillas de Haití, la mujer no sabe si
regresará a la casa en la noche.
El viernes fue el día que su sonriente pareja durante 18 años, Ricken Staniclasse, no regresó.
Una de las 200 pandillas de la nación
embistió su unidad policial esa mañana, haciendo resonar los disparos por las
calles de una zona inesperada: un tramo bordeado de mansiones de Puerto
Príncipe, la capital del país.
Una pandilla dirigida por Lionel Lazarre
luchó contra la patrulla de la policía bajo el sofocante calor caribeño
mientras los agentes pedían desesperadamente refuerzos. Pero la ayuda nunca
llegó, según el sindicato policial del país.
El enfrentamiento causó la muerte de tres
policías, un cuarto agente fue hospitalizado por heridas de bala y Staniclasse,
de 44 años de edad, desapareció. Daniel, en tanto, teme por ella y sus
tres hijos. “Mi esposo peleaba mucho contra las pandillas, y no sabemos lo que
podría pasarnos”, comentó Daniel, de 44 años de edad, acurrucada en su sofá
rojo rodeada de vecinos. “Ya no puedo dormir en casa porque no sé qué podría
pasarnos”, dice.
El enfrentamiento fue tan sólo el ejemplo
más reciente de cómo las pandillas haitianas han adquirido más poder y se han
expandido, dejando a gran parte de la población aterrorizada.
Mientras que las Naciones Unidas estiman que el 60% de Puerto Príncipe está controlado por las pandillas, hoy en día la mayoría de los haitianos calculan que esa cifra está más cerca del 100%.
Espiral de anarquía.- Haití lleva años
luchando contra la violencia endémica de las pandillas, pero el país entró en
una espiral de anarquía tras el asesinato en 2021 del presidente Jovenel Moïse.
Poderosas pandillas han aprovechado el
caos político y el descontento con el actual gobierno dirigido por el primer
ministro Ariel Henry para consolidar aún más su control.
El gobierno no ha conseguido paliar la
violencia, lo que ha obligado a muchas personas a huir de sus hogares. Las
noticias sobre violaciones, secuestros y emboscadas a la policía se han
convertido en la nueva norma.
Jolicoeur Allande Serge, director de la
unidad de policía atacada, afirmó que el ataque del viernes en el vecindario de
Petion-Ville era una muestra de ello.
Señaló que instalarse en zonas de clase
alta “beneficia los intereses económicos (de las pandillas)”.
Financiación.- Los secuestros y los rescates de
hasta un millón de dólares han sido una parte fundamental de la financiación de
estos grupos armados. Mientras tanto, las unidades policiales luchan por
mantenerse al día.
Aunque Canadá y Estados Unidos han enviado
vehículos blindados y otros suministros a Haití, la policía afirmó que es sólo
una fracción de lo que realmente necesitan.
Fuentes: Agencias internacionales
de prensa.
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