Por Leonel Fernández
Santo
Domingo.- Aunque
se pretenda ocultarlo, en la República Dominicana hay un gran malestar. En
lugar de afirmarse que nuestra economía creció un 12 por ciento del PIB, ahora
hay que reconocer que durante el primer semestre de este año, 2023, sólo
alcanzó la cifra de 1.4 por ciento.
Eso significa que la economía nacional, en este gobierno del cambio, se encuentra paralizada. Debido al alza de las tasas de interés, hay menos dinero circulando. Por consiguiente, el desempleo y la informalidad aumentan. Las ventas de los supermercados, de los colmados, de los vehículos, de los apartamentos y de todos los establecimientos comerciales se han desplomado.
La inflación se ha convertido en una de
las principales fuentes de preocupación de la familia dominicana. El costo de
la canasta familiar se ha incrementado en un 26.61 por ciento, lo que
constituye una verdadera pesadilla, sobre todo para los sectores más
vulnerables de nuestra población.
Para el 63 por ciento de la población, la
situación económica durante la actual gestión de gobierno está peor que antes.
Los apagones no dan tregua. Se aumenta la
tarifa a los consumidores; y aunque las pérdidas de las empresas distribuidoras
de electricidad se han disparado, se continúa aumentando su personal.
Los servicios públicos se han deteriorado.
La educación se encuentra atravesando una de sus peores crisis. Hay una falta
total de orientación, hasta el punto de haberse creado una crisis innecesaria
con respecto a los libros de texto.
Lo mismo con la salud. Hay precariedad en
el servicio; falta de medicamentos y conflicto prolongado de los profesionales
de la salud con las ARS, que el gobierno no interviene para contribuir a
resolver.
Como si todo eso fuera poco, hay escasez
de agua en múltiples comunidades, incremento de la violencia por parte del
crimen transnacional organizado y caos en el transporte.
Ahora hay hasta falta de azúcar y la
consecuencia de todas esas frustraciones es la desesperanza que conlleva a
nuestros jóvenes al retorno de los viajes en yola o la vuelta por México, para
ingresar ilegalmente a los Estados Unidos.
Reelección en crisis.- Frente a un cuadro
tan desconcertante y desolador, ¿cómo puede plantearse la reelección
presidencial?
Lo primero que hay que entender es que a
pesar de todo el esfuerzo publicitario que el actual gobierno del PRM realiza
con el propósito de anestesiar a la población y hacerle creer que vivimos en un
paraíso terrenal, lo cierto es que al igual que el resto de América Latina y el
mundo, la República Dominicana se encuentra en medio de una crisis de múltiples
dimensiones. Esa crisis tiene efectos electorales. En América Latina, desde el
2015 al 2022, cuando empieza a agudizarse la crisis económica y social, ha
habido un voto de castigo a los partidos de gobierno.
Con excepción de Venezuela, Nicaragua y
Paraguay, ningún candidato del partido de gobierno ha ganado las elecciones.
Durante ese período, la oposición ha ganado las elecciones presidenciales en
Argentina, Colombia, México, República Dominicana, Ecuador, Perú, Chile,
Uruguay, Honduras, Costa Rica y Brasil.
¿Por qué habría de ser ahora distinto en
la República Dominicana?
Una de las principales características del
actual gobierno del cambio es el de ser cosmético y mediático. Por
consiguiente, está en un permanente propósito de presentar una percepción de la
realidad dominicana, diferente de lo que ocurre en los hechos.
Para eso procura la realización continua
de encuestas manipuladas, cuyos resultados son divulgados masivamente a través
de redes de comunicación contratadas, disimuladamente, por instituciones del
oficialismo.
Por medio de una inversión en publicidad
sin paralelo en la vida nacional, encuentra ecos de resonancia en la opinión
pública que le permiten repetir continuamente una construcción de la realidad
nacional fundada en la fábula y el fake news.
La otra técnica empleada por el gobierno
para extender sus tentáculos ha consistido en sonsacar a alcaldes y directores
de distritos municipales de partidos de oposición con la finalidad de sumar
fuerza en los territorios, proyectarse como ganador en las elecciones
municipales y generar la impresión de triunfo para las presidenciales. Lo logra
a través de la asignación de recursos que se obtendrían por medio de la
concesión de obras, el otorgamiento de miles de pensiones y otras facilidades
económicas.
El gobierno del PRM le ha arrebatado al
PLD, al PRD y a la FP 27 alcaldes y 29 directores de distritos, para un total
de 56 funcionarios municipales electos.
Con eso transmiten la imagen de una
oposición dividida, dispersa y débil, que podría ser noqueada en el primer
asalto de los comicios presidenciales.
Alianza para el rescate
Ahora, ya no será así. Ante una situación
de retroceso económico y social, y de atropello institucional, la Fuerza del
Pueblo, el Partido de la Liberación Dominicana y el Partido Revolucionario
Dominicano, conformaron la Alianza Opositora para el Rescate de la República
Dominicana.
En la primera etapa del diálogo de las
fuerzas políticas opositoras se pactaron 86 alcaldías y 150 distritos
municipales. Eso implica 236 de 393 demarcaciones municipales, lo que equivale
al 60 por ciento de los gobiernos locales.
En lo que respecta al nivel presidencial,
el acuerdo consistió en que en el caso de que uno de los candidatos
presidenciales no alcance el triunfo en la primera vuelta, se respaldaría al
candidato que llegue en primer o segundo lugar. De esa manera, la oposición con
mayor peso electoral en el país, junto a otros partidos, organizaciones cívicas
y movimientos sociales, constituye un gran frente opositor cuyo objetivo
estratégico consiste en conformar una mayoría electoral que haga posible hacer
retornar la esperanza, la seguridad y el progreso a la República Dominicana.
En el 2020 hubo una abstención electoral
de un 44.8 por ciento, la más alta desde 1994, con un 15 por ciento por encima
del promedio general de abstención, que es de un 30 por ciento.
En el 2024 será distinto. Mientras, por un
lado, además de votar los ausentes de los pasados comicios se sumarán los
nuevos electores, por el otro, tendremos una alianza de las fuerzas políticas
que han logrado los mayores triunfos electorales de la historia de la República
Dominicana.
Así, de manera inesperada, la reelección
se encuentra frente a un muro de contención imposible de franquear.
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