El alcalde de Santiago de los Caballeros, Ulises Rodríguez, reconoce que la situación amerita de un estudio de parte de las autoridades municipales, que integre a Salud Pública y la Policía Nacional.
“Me gustaría analizar más a fondo lo de la
Plaza Valerio, porque es un caso de estudio. Al igual de lo que sucede en
Sosúa, eso necesita un estudio de parte de nosotros, Salud Pública y la misma
policía por un tema de seguridad, todos debemos reunirnos y verificar ese
caso”, dijo Rodríguez.
Andrés Villalona, de la junta de vecinos
de La Joya estima en un centenar las llamadas trabajadoras sexuales que ofertan
sus servicios, incluidas menores de nacionalidad haitiana y algunas
dominicanas.
Villalona lamenta el estigma que se ha generado en varias ocasiones, con
mujeres honestas que son confundidas con las meretrices.
“Son muchos los casos en que hombres se
propasan con mujeres que acuden a comprar o a hacer una diligencia y son
confundidas con prostitutas. Recientemente una mujer golpeó con su sombrilla a
un hombre que se propasó y le hizo una oferta pensando que se trataba de una de
las trabajadoras sexuales”, dijo el dirigente comunitario.
Críticas a policías.- La mayoría de las
meretrices ejercen su labor en el entorno de la Plaza Valerio entre las calles
Santiago Rodríguez y Restauración.
“Todo esto ocurre debido a que andamos
como chivos sin ley, a pesar de que tenemos un cuartel policial en el mismo
parque Valerio”, agrega Villalona.
La prostitución en la zona de Plaza
Valerio, nace con el mismo mercado Hospedaje Yaque, donde personas que acudían
a vender sus mercancías, gastaban sus ganancias en los cabarets que funciona en
la zona.
Una gran parte de “los hoteles” donde muchas trabajadoras sexuales hacen ronda, a la espera de un cliente, están ubicados a escasos metros del cuartel policial.
¿Qué dicen las “damitas”?.- Periodistas que
recorrieron la zona lograron entrevistar a prostitutas que pululan por el
entorno de la Plaza Valerio y algunas narran cómo terminaron vendiendo sus
cuerpos.
M.C., el nombre ficticio de una de las
trabajadoras sexuales, contó que sus familiares desconocen a qué se dedica, por
lo que se mantiene cuidadosa para no dejarse ver por algún conocido.
Otra meretriz cuenta que llegó desde otro
pueblo hasta Santiago y para poder subsistir, decidió ofrecer servicios
sexuales a cambio de dinero para poder alimentarse.
Con los años, las mujeres de nacionalidad haitiana, han ido desplazando a las
dominicanas.
Una gran parte son adolescentes con edades
de entre 14 y 16 años que ofertan sexo oral a cambio de la suma de cien pesos.
Arzobispo Bretón cree en mantener los controles.- El arzobispo
emérito de la arquidiócesis de Santiago, Freddy Bretón, considera que las
autoridades deben jugar su papel en mantener controles.
“Con esto de la prostitución, es lo mismo que poner un juego que genera desorden y molesta a las familias que viven en el lugar. Lo que se requiere es que las autoridades actúen”, dijo monseñor Freddy Bretón.
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