Ya había llegado la madrugada del 25 de septiembre cuando ocurrió el hecho. La luz del sol ya estaba asomándose y los medios anunciaban el golpe de Estado. “Deponen a Juan Bosch de Presidencia… Triunvirato asumirá el poder…”. El profesor Juan Bosch fue apresado por los militares.
Pidieron el exilio de Bosch. El golpe ya
se veía venir, pues en una ocasión, mientras Bosch se encontraba en su
residencia del kilómetro 7, el director nacional de Seguridad lo visitó para
informarle que en algunos cuarteles se rumoreaba movimientos conspirativos.
Ante esto Bosch realizó varias llamadas telefónicas a quien en ese entonces era
ministro de las Fuerzas Armadas, Victor Elby Viñas Roman; al jefe de la Fuerza
Aérea, Atila Luna, y a otros jefes militares, pero de ninguno obtuvo respuesta,
según él, ya estaban bajo el control de la misión militar norteamericana.
También intentó comunicarse con el coronel Rafael Tomás Fernández Domínguez,
pero fue inútil, fue en horas de la noche cuando este llegó a la residencia del
entonces presidente dominicano. Bosch le explicó que en cualquier momento se
podría producir el Golpe “en caso de que se produzca, coronel, tome usted el
Palacio Nacional y si es necesario tomarlo por asalto, hágalo”.
A Fernández Domínguez lo que le dijo el
presidente no le pareció, le dijo que en caso de que el Palacio sea tomando por
asalto “su vida correría peligro”, pero Bosch agregó que eso no le importaba “y
si me matan esa será una lección que tendrán los militares dominicanos”.
Bosch también tenía un presentimiento
con el coronel Elías Wessin y Wessin. Quería que sea retirado de las Fuerzas
Armadas por supuestas actividades conspirativas, pero según los militares a los
que Bosch dio la orden, el problema no era Wessin, sino “el avance del
comunismo, que estaba destruyendo al país”.
El jefe de Estado no se había dado
cuenta de que justo en ese momento, el coronel Fritz Long, agregado militar de
la embajada norteamericana, se encontraba en las oficinas dando órdenes. La
fecha del golpe nunca estuvo programada, podría haber sido cualquier día.
Fue a mediados de septiembre que
empezaron a surgir situaciones, como cuando los grupos empresariales convocaron
protestas durante varios días, cosa que le había llamado la atención a los
militares y fue una señal para producir el golpe.
El profesor Bosch, justo antes del
Golpe, había salido del país, ya que el 13 de septiembre viajó a México. Esa
misma noche el presidente del Antiguo Consejo de Estado, Rafael Bonnelly, había
pronunciado un discurso anti boschista, pero no sucedió nada. Bosch volvió al
país el 17, el ambiente no estaba del todo bien, las huelgas ya se estaban
organizando.
La noche del hecho, cuando Bosch se
reunió en el Palacio con los militares y solicitó la separación de Wessin y
Wessin de las Fuerzas Armadas, no agradó. Los altos jefes militares se
reunieron por separado y consultaron a Miguel Atila Luna Pérez, jefe de
aviación. Más tarde al Palacio llegaron los coroneles Guaruen Cabrera y Alvarez
Albizu para decirle a Bosch que no aceptaban cambios. Eran las 4:00 de la
madrugada ya, según los diarios de la época, estuvieron con Bosch, lo
presionaron y así se hizo el Golpe.
Bosch escribió una carta que se publicó
el 26 de septiembre, antes de su exilio: “Al pueblo dominicano: Ni vivos ni
muertos, ni en el poder ni en la calle, se logrará de nosotros cambiar nuestra
conducta.
Nos hemos opuesto y nos opondremos
siempre a los privilegios, al robo, a la persecución y a la tortura. Creemos en
la libertad, en la dignidad y en el derecho del pueblo dominicano a vivir y a
desarrollar su democracia con libertades humanas pero también con justicia
social.
En siete meses de gobierno no hemos
derramado una gota de sangre ni hemos aceptado que un centavo del pueblo fuera
a parar a manos de los ladrones. Hemos permitido toda clase de libertades y
hemos tolerado toda clase de insultos porque la democracia debe ser tolerante.
Pero no hemos tolerado persecuciones ni
crímenes ni torturas ni huelgas ilegales ni robos, porque la democracia respeta
al ser humano y exige que se respete el orden público y demanda honestidad. Los
hombres pueden caer, pero los principios no. Nosotros podemos caer, pero el
pueblo no debe permitir que caiga la democracia. La democracia es también del
pueblo y a él le toca defenderla. Mientras tanto aquí estamos, dispuestos a
seguir la voluntad del pueblo”.
El 28 de septiembre fue llevado a Puerto
Rico y el 28 de abril de 1965 pedían el regreso al poder de Bosch. Previo a
este atentado, cuando Bosch llegó al poder el 27 de febrero de 1963, en el país
había mucho entusiasmo, las expectativas eran muy altas, pues entre las medidas
de Bosch estaba promulgar una nueva Constitución. La construcción de varias
obras hidroeléctricas. Confiscar los bienes de la familia Trujillo.
El escritor y fundador del Partido
Revolucionario Dominicano (PRD) ganó el poder el 20 de diciembre de 1962 con
619,491 votos, frente a los del doctor Viriato Fiallo que obtuvo 317,327.
El PRD obtuvo el 58.7% y la Unión Cívica
Nacional (UCN) el 30.1%. Con el paso del tiempo, el exjefe de Estado Juan Bosch
acusó a militares de la embajadora norteamericana de ser los organizadores del
golpe. No culpó a la iglesia y en una ocasión dijo que durante sus siete meses
de gobierno nunca recibió apoyo de la posición de la Iglesia Católica. También
noto que su gobierno no fue derrocado por asuntos de corrupción, sino por las
condiciones que existían en Haití, desconocía de la situación que se estaba
presentado con ese país. La llegada al poder de Juan Bosch fue el primer
gobierno democrático que llego luego de la dictadura de los 61 años de Rafael
Leonidas Trujillo.
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