Por Narciso Isa Conde
Santo
Domingo.- El
Consejo Universitario y el Claustro Menor de la Universidad Autónoma de Santo
Domingo (UASD) le concedieron el Doctorado Honoris Causa a Luis Abinader,
máximo galardón académico, con el voto disidente de los delegados profesorales
de FAPROUASD, los representantes estudiantiles de FELABEL Y FEFLAS y algunos
profesores pertenecientes al Claustro Menor.
La información pública fue sorpresiva, pero muy promovida por la presidencia de la república y destacada por los órganos de la dictadura mediática que sirven a la dominación de un sistema que muchas desgracias le han ocasionado al país y muchas penurias a nuestro pueblo.
El acto de entrega del galardón se llevó
a cabo a convocatoria cerrada.
El expediente protocolar, que debe
reunir los requisitos institucionales y los méritos correspondientes para su
aprobación, se desconoce todavía.
Y me pregunto:
¿Cuáles son los grandes méritos
académicos de Luis Abinader?
¿Sus obras publicadas?
¿Sus aportes científicos?
¿Los atributos humanistas?
¿En cuales gestas patrióticas ha
participado?
¿Cuáles son sus méritos históricos en
las luchas sociales o en la defensa de los derechos humanos y la soberanía
nacional?
¿Cuáles sus luchas o su participación en
movimientos por alcanzar un mundo y un país justo y solidario?
¿Dónde están sus cualidades latinoamericanistas?
Confieso ignorarlas y pienso que eso le
pasa a un gran número de conciudadanos/as.
Otros hechos.- En la vida y
trayectoria de Luis Abinader sobresalen otros tipos de cualidades, condiciones
y hechos ampliamente conocidos:
Es un empresario de éxitos en esta
sociedad, heredero de mucho dinero y propiedades, metido a político,
perteneciente a un partido (PRD-PRM) que el clientelismo, la inversión
empresarial privada, la corrupción y la narco-política, convirtieron en sendas
compañías por acciones, neoliberales o neoconservadoras, en sus dos versiones;
en un país en el que la política se ha comercializado.
Abinader ingresó a un PRD ya degradado,
el cual se desdobló en un PRM, con similares atributos; haciendo uso para su
ascenso, al interior del mismo, de una fortuna capitalista, parte de ella
depositada en paraísos fiscales.
Abinader es parte relevante de un grupo
familiar multimillonario propietario de inversiones turísticas, universidad
privada y un consorcio cementero establecido ilegalmente en el área de
amortiguamiento del Parque Nacional Francisco Alberto Caamaño Deñó; empresa
comprometida, durante su gestión de gobierno, con los daños ambientales
provocados por la barcaza eléctrica instalada en aguas de Puerto de Pueblo
Viejo, en Azua.
Abinader es un presidente que ha
profundizado la recolonización de nuestra nación, radicalizado la estrategia
neoliberal y asumido las ideas conservadoras; aplastando en mayor grado la
soberanía y subordinándose totalmente a la estrategia de dominación y a los
intereses de EEUU y el sistema imperialista occidental.
No nos dejan mentir el empleo en su
gestión presidencial de instrumentos como las Alianzas Público-Privadas (App) y
los Fideicomisos, para privatizar bienes públicos y naturaleza no humana; los
pasos dados en dirección a la privatización del agua; los acuerdos con el
Comando Sur, DEA y USAID, y sus intervenciones en el territorio nacional,
en las instituciones y en la frontera dominico-haitiano; la entrega del Puerto
de Manzanillo, la concesión exploración de tierras raras al ejército de EEUU,
el proyecto de ley de la DNI y su altísima complacencia con las corporaciones
mineras transnacionales (FALCONDO, Barrick Gold, Uni Gold, Gold Quest…).
En materia de política exterior
entreguista ha roto todos los récords, asumiendo complacientemente los dictados
de la Casa Blanca y el Departamento, tanto durante la gestión de Donald Trump
como en la Joe Biden.
Se sumó al Grupo de Lima y a la fórmula
Guaidó, y respaldó a González Urrutia y a Zelenski; alineándose
estratégicamente con EEUU, la OTAN y su socio Israel, en el marco de la
decadencia genocida y sumamente destructiva del imperialismo occidental. Asumió
-potenciando al extremo el racismo anti-haitiano- el vergonzoso rol de
principal promotor de la nueva intervención militar imperialista en Haití.
Lasso, Piñera, Noboa, Uribe, Duque… se
inscriben dentro de sus principales aliados continentales, emulando con su
práctica de unidad y protección a una buena parte del ultra derechismo y el
neofascismo criollos.
En corto tiempo, son significativos los
daños culturales agregados por este gobierno al continuo despliegue de racismo,
de los fundamentalismos religiosos, del machismo y las agresiones a la
imperiosa necesidad de un Estado laico y una enseñanza laica.
La transparencia se torna una fantasía
frente al manto de impunidad tendido por su régimen para proteger los grandes
delitos de las elites capitalistas inescrupulosas, del generalato corrupto y la
alta jerarquía política mafiosa, incluidos los protagonistas de la
narco-política; a lo que se agrega el curso degradado y manipulado de los
procesos judiciales abiertos.
Las autoridades de la UASD exaltan el
hecho de que el presidente Abinader en 4 años ha erogado 1,600 millones de
pesos para expandir y modernizar recintos.
Pero resulta que la Ley de Autonomía y
Fuero Universitario de 1962, que asigna el 5% del presupuesto nacional a la
UASD, ha sido violada sistemáticamente en gran escala por éste y anteriores
gobiernos; introduciendo la práctica de aprobar inversiones para ese y otros de
tipos de construcciones a cargo del gobierno, que ni por asomo compensan lo
dejado de entregar; presentando, además, inversiones realizadas con dinero de
los contribuyentes, como dádivas presidenciales meritorias.
Igual, Luis Abinader, se ha dedicado a
emplear millones en financiamientos de candidaturas de profesores y estudiantes
al Cogobierno Universitario y en múltiples ofertas clientelistas, con el
propósito de controlar políticamente la UASD y violar su autonomía; al extremo
de contar actualmente con un rector que respaldó abiertamente su reelección y
sirve a la manipulación presidencial de la UASD.
La UASD, como única universidad estatal
y único centro de educación superior abierto a pueblo, ajeno a la educación
como negocio privado, es una de las pocas conquistas de las luchas libradas en
la década de los 60 y particularmente de la Revolución de abril y la Guerra
Patria de 1965 que, aún mutilada, perdura; de lo que se deriva su apertura
democrática, su autonomía legal y su compromiso de defensa de la soberanía
frente al poder imperial de EEUU, consagrado en su Estatuto Orgánico. Por lo
menos eso debería respetarse.
La trayectoria política, la gestión
pública y la producción intelectual de Luis Abinader, no solo no permiten
avalar el otorgamiento por la UASD del título de Doctor Honoris Causa, sino que
contradicen los méritos necesarios para tal galardón.
Sus aportes -desde sus particulares
cualidades profesionales, políticas, empresariales, personales- podrían ser
útiles para homenajes y reconocimientos armónicos con una cultura
trujillista-caudillista que todavía acompaña la vida política dominicana, por
demás enmarcada dentro de las banalidades de la declinante civilización
capitalista occidental.
Esto está muy distante de los atributos y exigencias de un Doctorado Honoris Causa a ser otorgado desde la historia y el rol académico y cultural que le corresponde a la Universidad Autónoma de Santo Domingo.

El
autor, Narciso Isa Conde, es un firme y
coherente revolucionario socialista, político, escritor y ensayista dominicano,
siempre abrazado a las mejores causas de República Dominicana, el Caribe,
América Latina y el mundo.
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