
París, Francia.- Un total de 51 acusados comparecen desde este lunes en Aviñón (sureste de Francia) en un juicio para dirimir su responsabilidad en las presuntas violaciones de una mujer que su marido les ofrecía drogada no para obtener beneficio económico, sino aparentemente por voyeurismo.
La primera audiencia de este juicio, que
debe prolongarse durante cuatro meses, comenzó por la mañana en el Tribunal
de lo Criminal de Vaucluse con los encausados, que tienen entre 26 y 74
años, y la víctima, de 71.
"Va a ser un gran momento de
emoción" para las dos partes, señaló en declaraciones al canal BFMTV Béatrice
Zavarro, abogada de Dominique Pelicot, el marido que, según los elementos
recopilados durante la instrucción, entre 2011 y 2020 drogó de forma repetida a
su mujer con ansiolíticos (sobre todo con Temesta, pero también con Zolpidem).
El objetivo era, a través de esa sumisión
química, poner a Gisèle Pelicot en un estado de inconsciencia del que
ella misma ni siquiera se acordaba más tarde, para proponer a decenas de
hombres que mantuvieran relaciones sexuales con ella.
Dominique Pelicot, que había conocido a su
mujer en 1971 y tuvo tres hijos con ella (actualmente de 34 a 47 años), explicó
a los investigadores que lo hizo porque le gustaba ver cómo la tocaban
otros hombres.
En el examen psicológico que se
le hizo no se descubrió ninguna patología o anomalía mental, pero sí una desviación
sexual voyeurista y "una personalidad perversa".
En cuanto a su esposa, a la que se le han
diagnosticado cuatro enfermedades sexualmente transmisibles directamente
imputables a las violaciones de las que no guardaba ningún recuerdo, padece
además un fuerte estrés postraumático con pensamientos suicidas. Ha
solicitado su divorcio.
El matrimonio se había trasladado en 2013,
tras su jubilación, de la región de París a la localidad de Mazan en el
departamento de Vaucluse. La aparente normalidad saltó por los aires el 12
de septiembre de 2020 cuando el marido fue detenido por los vigilantes de
un supermercado de la ciudad de Carpentras por haber filmado bajo las
faldas de varias mujeres.
Los policías que fueron a analizar su
material informático para investigar esos hechos se encontraron con archivos
de miles de fotos y vídeos en los que aparecía su mujer inconsciente y en
los que se veían los abusos a los que había sido sometida.
A partir de ahí, en la fase de
instrucción, se contabilizaron 92 violaciones y fueron identificados
50 hombres de diferente condición y que, según Dominique Pelicot, sabían que
Gisèle estaba bajo los efectos de los medicamentos cuando tuvieron relaciones
sexuales con ella.
Pocos de ellos, sin embargo, lo reconocieron
ante los investigadores y ésa será una de las cuestiones clave para determinar
su grado de responsabilidad en el delito de violación agravada, que está penado
con hasta 20 años de cárcel.
La mayor parte alegaron que pensaban que
la mujer se hacía la dormida. Pero, de acuerdo con las filtraciones a los
medios, los vídeos dejan pocas dudas sobre esa cuestión.
En cuanto al principal acusado, Dominique Pelicot, la incorporación de su ADN en los ficheros judiciales ha servido para relacionarlo e inculparlo por un asesinato de una mujer de 23 años en París en diciembre de 1991 y por una tentativa de violación de otra de 19 años en mayo de 1999 en la localidad de Villeparisis, a una treintena de kilómetros de la capital francesa.

¿Qué es voyeurismo?.- Según diversas teorías psicoanalíticas, de
corte lacaniano, el ser humano nace con la necesidad de mirar, de subjetivar su
contexto a través de la mirada. Es lo que se llamaría pulsión escópica. Para
estas corrientes los humanos somos seres escópicos, tenemos la necesidad de
mirar y gozamos con ello.
Cuando este goce de mirar al otro se convierte en
excitación sexual, entonces ya podemos hablar de voyeurismo, el cual se
caracteriza por alcanzar la excitación sexual mediante la observación de
personas desnudas o realizando alguna actividad sexual, sin el conocimiento de
estas.
Descripción de voyeurismo.- La palabra voyeur, de origen francés, deriva del verbo voir (ver), junto con el sufijo de agente -eur, y su traducción literal es “el que ve”.
Según el ámbito clínico, un voyeur o
voyeurista es aquella persona que busca obtener excitación sexual observando a
personas desnudas o que realizan alguna actividad sexual, sin embargo,
esta conducta no implica ninguna actividad sexual posterior por parte de la
persona que observa.
El voyeurismo puede llegar a alcanzar el
grado de parafilia, considerándose en ocasiones como un trastorno. El
llamado trastorno de voyeurismo implica llevar a cabo los impulsos y fantasías
de tipo voyeurista sin el consentimiento de la otra persona; experimentando un
malestar significativo o un deterioro funcional debido a tales deseos o
impulsos.
El voyeurismo según la práctica clínica.- Pero no todas las prácticas voyeuristas pueden considerarse patológicas. Es cierto que si nos ceñimos a la definición tradicional de parafilia: comportamiento sexual cuya fuente principal de placer se sitúa fuera del coito, el voyeurismo puede ser considerado como tal.
Ahora bien, ni todo comportamiento
voyeurístico es parafílico, no las todas las parafilias pueden considerarse
patológicas por sí mismas. Todo dependerá del grado de interferencia en la vida
sexual y no sexual de la persona, y del posterior malestar o deterioro de esta.
Fuentes: Agencias internacionales de prensa, Diccionario Wikipedia y archivos periodísticos.
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