Santo
Domingo Este.- A
través de Wilson Guerrero, secretario general de la filial Santo Domingo Este
del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa (SNTP-SDE), conocimos a dos
jóvenes periodistas que son de esas personas a las que Dios ha traído a la
tierra para algo grande e importante: Jenny Santana y Leticia Morey.
Entregadas “full time” a sus deberes y responsabilidades, amantes de su profesión, muy eficientes laboralmente hablando y, como personas, no pueden ser mejores amigas y compañeras.
Hemos tenido la oportunidad de compartir
con ambas en diversos escenarios. Claro, en asuntos propios de nuestras
respectivas condiciones de dirigentes gremiales y profesionales, algunas veces
de carácter social.
Cada vez que conversamos, o compartimos,
Leticia Morey nos regala una de las sonrisas más hermosas que jamás se nos ha
brindado.
Recuerdo hace poco más de un año, haber
ido al Imposdom a recoger algo y al ser recibido allí por Leticia Morey, lo que
sería una visita de algunos minutos, su trato su amabilidad, su don de gente,
nos obligó a compartir por un buen rato y a olvidarnos si teníamos otros
compromisos después de nuestra visita al Impsdom.
Así de grande es esa niña bautizada con
el nombre de Leticia Morey.
Pero… Diablos Leticia, no lo puedo creer.
Y decimos que no lo puedo creer porque,
como en cada mañana, en unos de estos días, al leer diarios y medios digitales, la ilustre colega
Doris Pantaleón, especialista en periodismo de salud del Listín Diario, nos sorprende
con la siguiente historia:
“Joven
periodista narra cómo enfrenta el desafío del cáncer colorrectal”, dice el título
de la crónica escrita por Doris Pantaleón.
El subtítulos reza: “Leticia Morey dice que el sistema laboral
de RD la abandonó a su suerte y que agotó su cobertura de salud en busca de un
diagnóstico”.
Y la narrativa es como sigue: “Desde que
tengo uso de razón, mi vida ha sido un constante desafío. Perdí a mi madre
cuando apenas tenía un año y tres meses, tras fallecer a causa de un edema
pulmonar y nunca he conocido a mi padre”, así empieza Leticia Morey, una joven
periodista dominicana, de 33 años, su historia de vida, la que asegura no es
sólo un testimonio de dolor y lucha, sino también de resiliencia.
Hoy está concentrada en enfrentar un
nuevo desafío, un diagnóstico de adenocarcinoma colorrectal, el tipo de cáncer
más común en el recto y el colon, que comienza en las células que forman las
glándulas que produce el moco para lubricar su interior.
Explica a LISTÍN DIARIO que todo comenzó
hace un año cuando empezó con síntomas que primero le hicieron sospechar de un
embarazo, pero que luego le llevaron a visitar más de cinco médicos y a agotar
la cobertura del seguro de salud, en análisis y estudios de imágenes.
Además de tener que tomar licencia
médica en el Instituto Postal Dominicano (Inposdom), donde pese a su condición,
asegura, no recibe pago de salario desde octubre pasado, y se encuentra en una
especie de “limbo laboral”.
Dice que esa institución, donde labora
desde hace un año y nueve meses, tampoco le ha notificado que fue desvinculada,
de lo que se dio cuenta, porque a través de una amiga pudo revisar su estatus
en la Tesorería de la Seguridad Social (TSS), enterándose que el último pago
como colaboradora de esa institución fue reportado en septiembre pasado.
Los síntomas.- “Me sentía cansada, agotada, con mucho sueño, un dolor de estómago constante, mucho estreñimiento, con sangre en las evacuaciones, me sentía llena todo el tiempo, no podía comer y me detectaron una anemia severa”, explica Morey sobre las primeras manifestaciones de la enfermedad.
Luego de recorrer en el país diferentes
médicos entre gastroenterólogos, hematólogos y oncólogos, donde todos la
sometían a estudios y le daban diagnósticos distintos, tras el último estudio
endoscópico y de biopsia, fue el último de los especialistas que la vio quien
le advirtió de la presencia de una masa que podría ser maligna y recomendó otro
estudio más profundo para dar un diagnóstico correcto.
Ante esa realidad, su esposo, quien es
europeo, decidió llevarla a Italia, donde le hicieron el diagnóstico de
adenocarcinoma colorrectal y actualmente recibe tratamiento, con un buen
pronóstico, ya que se descartó metástasis en cualquier otro órgano.
No
conoce a su padre.- “Nunca
conocí a mi padre, y mi tía (hermana de madre), quien es la única que sabe
quién me engendró, nunca me dijo quién es él. Sin embargo, Dios puso en mi
camino a mi otra tía, la doctora Indira Devers, quien asumió mi crianza. Ella
me brindó alimento, educación, valores y el amor que necesitaba para crecer
bajo su protección”, narra Leticia sobre su historia de vida.
Agrega que al terminar el bachillerato,
tenía el deseo de continuar sus estudios, pero las circunstancias económicas no
le favorecían, pero que en su constante trayecto desde la comunidad de
Consuelo, en San Pedro de Macorís, a Santo Domingo en busca de oportunidades,
conoció personas valiosas que no solo la ayudaron a entrar a la universidad,
sino a trabajar y darle un lugar donde vivir, como es el caso de su amiga Jenny
Santana, a quien conoció mientras trabajaba en el hospital Darío Contreras.
Cambió
su vida.- "Con
esfuerzo y sacrificio, logré hacerme profesional", agrega. Trabajó como
pasante en el grupo SIN, laboró en Telenoticias, Bellas Artes y Rehabilitación,
trayectoria que define como un camino lleno de aprendizajes y obstáculos, pero
convencida de que cada paso valió la pena.
“Cuando pensaba que había alcanzado la
estabilidad al lado de mi esposo y mi familia, llegó una prueba que cambiaría
mi vida para siempre. Los malestares que sentía, resultaron ser algo grave.
Tras múltiples estudios médicos, fui diagnosticada con adenocarcinoma de recto
y colon. Desde entonces, mi vida no ha sido la misma”, dice.
Resiliencia.-
Señala
que ha enfrentado esa batalla con el apoyo incondicional de su esposo, su tía
Indira y su amiga Jenny, quienes han sido su sostén emocional y físico.
“Sin embargo, esta lucha no ha sido
fácil, especialmente al enfrentar un sistema al cual dediqué tanto de mi vida
profesional y del cual ahora necesito ayuda. Es doloroso ver cómo ese sistema
puede dar la espalda en momentos críticos”, lamenta Leticia.
Dice que su historia no es sólo un
testimonio de dolor y lucha, sino también de resiliencia, fe y amor. “No busco
que me den lo que no merezco, sino justicia, para que esta experiencia no se
repita en la vida de otros. Hoy, sigo luchando, convencida de que mi historia
puede inspirar cambios, para que quienes vienen detrás encuentren un sistema
más humano y justo”, agrega.
En Italia, explicó, le repitieron todos
los estudios que le habían hecho en República Dominicana, y allá se concretiza
el diagnóstico del que se sospechaba en el país.
En
tratamiento.- La
comunicadora está recibiendo un tratamiento que se le aplica semanalmente
mediante un dispositivo que tiene colocado. Por el momento le dicen que no
requiere cirugía. Su tratamiento durará seis meses, luego le harán un estudio
de genética y dependiendo los resultados, se procederá de acuerdo al protocolo
médico.
Leticia, quien fue alumna de la autora de este escrito en el Diplomado de Comunicación en Salud impartido por el Círculo de Periodistas de la Salud (Cipesa) y el Instituto de Formación Técnico Profesional (Infotep), está positiva frente a los resultados del tratamiento y aún mantiene despierto el interés de algún día saber quién es su padre, sobre todo para preguntarle si supo del embarazo de su madre y saber si está vivo o muerto.
Que grande eres Leticia.- La Real
Academia de la Lengua Española describe la resiliencia como “el proceso de
adaptarse bien a la adversidad, a un trauma, tragedia, amenaza, o fuentes de
tensión significativas, como problemas
familiares o de relaciones personales, problemas serios de salud o situaciones
estresantes del trabajo o financieras”.
Tal como es Leticia, y
como observa Doris Pantaleón en su crónica, nuestra protagonista está positiva.
No puede ser de otra manera, pues es una mujer muy valiente… Y valerosa.
Y, como la propia Leticia expresa “Hoy,
sigo luchando, convencida de que mi historia puede inspirar cambios, para que
quienes vienen detrás encuentren un sistema más humano y justo”. Y, debe ser
así.
Y, viendo esta historia que nos cuenta
Doris Pantaleón, nuestra Leticia Morey es lo más resiliente que cualquiera
pueda imaginar.
¿Los
gremios resolvieron?.- Al conversar con mi amigo, hermano y compañero
Mario Antonio Lara Valdez sobre caso que
nos ocupa, este distinguido colega me responde: “Los gremios resolvieron”.
Pero… ¿Resolvieron qué?... ¿Lo Laboral?,
“Lo económico?, “Lo emocional? Y una retahíla más de preguntas, fue mi respuesta
a Mario Lara.
“Lo laboral”, me dice Mario e
inmediatamente le respondo: “Lo laboral lo resolvía cualquiera. Y más a
sabiendas de que su jefe inmediato es el secretario general del SNTP-SDE”.
Lo leído en el trabajo de Doris
Pantaleón, pese a las adversidades contadas por Leticia Morey sobre su vida y
trayectoria, nos hace repetir en alta voz, en mayúscula y en negrita: ¡QUE GRANDE ERES PATRICIA!...
El autor, Vianelo Perdomo Batista, es periodista, trabajador
social, promotor cultural y de desarrollo comunitario. Productor-Conductor de
Radio y Televisión. Director del Grupo de Medios Notiactualidad Global. Forma
parte del elenco del programa DesahógateRD, en RCC-Media, dirigido por Grisel
Sánchez y conductor, junto a Mario Lara, del programa Contraparte, en Hilando
Fino TV, secretario de Organización del SNTP-SDE.
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