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Santo Domingo Oeste.- "Nos estaban explotando sexualmente y económicamente". Esto fue
lo que declaró Y.J.H.L. ante la Policía tras la desarticulación de una red de trata de mujeres en Santo Domingo Oeste. Al caso, el
Ministerio Público le ha dado el nombre de "Operación Venus".
El documento judicial que contiene la
solicitud de medida de coerción indica que, jóvenes colombianas, según las investigaciones policiales, eran traídas al país, engañadas y
explotadas sexualmente por tres
dominicanos y una mujer del país suramericano. Esto es lo que ocurrió, según la
documentación policial.
El "chivatazo".- Todo empezó con
un "chivatazo". El 14 de febrero de 2025, las
autoridades recibieron informaciones acerca de una red criminal transnacional
que se dedicaba a la trata de
personas con fines de explotación sexual.
Según esas
informaciones, la organización estaba
conformada por cuatro personas y todas vivían en el mismo sitio. Se trataba del
residencial MNG152, en Santo Domingo Oeste. Allí, tres hombres y una mujer
tenían el control de ocho colombianas.
La organización criminal funcionaba
de la siguiente manera, según el Ministerio Público: Dariel Castro Santos y
Geraldyne Torres Betancur, pareja sentimental, se dedicaban a captar, recibir y
alojar a las víctimas. Eran la cabeza de
la organización y vivían en el apartamento 102 del
residencial.
Sin embargo, no eran los únicos. Los
otros dos supuestos integrantes de la banda eran Jason Manuel Santana y Félix
Joel Rodríguez. Tenían otro papel en el entramado delictivo. Su misión era
transportar a las víctimas a
los lugares donde eran explotadas sexualmente, de
acuerdo con las autoridades.
Las colombianas,
jóvenes e "inocentes", eran trasladadas a hoteles del Distrito
Nacional y a discotecas, donde conseguían clientes, indica el Ministerio
Público. Todo el dinero que
ganaban se lo quedaban los imputados. Las mujeres no
recibían beneficios, pues estaban obligadas a pagar una deuda de 3,500 dólares
impuesta por los supuestos criminales, quienes tenían sus pasaportes guardados
para que no pudiera huir.
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Los agentes encubiertos.- Tras recibir las
informaciones sobre una supuesta red de trata de personas, la policía empezó a
investigar. El 15 de febrero, los agentes, bajo
los seudónimos "Carlos, Andrés, Santiago, Valentina y Steicy", fueron
autorizados a contactar con la organización y
realizar un informe.
Según el relato del Ministerio Público,
el 16 de febrero, a las 6:43 p. m., Carlos y Steicy contactaron con una de
las víctimas, cuyo nombre es "M", a través
de una página web donde era exhibida por sus tratantes.
Los agentes de
incógnito solicitaron sus servicios a través de WhatsApp. La víctima
"M", que no sabía que estaba siendo investigada, les comunicó el
precio de 7,000 pesos y las cuentas de banco con las que podían hacer el pago,
todas ellas a nombre de los imputados.
"Una vez confirmado el pago,
procedió a enviarnos la ubicación en la calle Fabio Fallo", relató uno de
los agentes en el informe.
Aproximadamente, a las
8:50 p. m., los policías abordaron a "M", la cual estaba vestida con
un pantalón de tela color azul, un top negro y un abrigo de color gris.
"Nos desplazamos por la avenida 30 de Mayo mientras conversamos
preguntándole cómo llegó al país", explicó el agente.
El documento continúa narrando que
"M" explicó que llegó a la República Dominicana porque un amigo de
Colombia se comunicó con ella y la puso en contacto con Geraldyne, quien le
proporcionó el pasaje aéreo y fecha de vuelo. Al llegar al país vio que lo que
le habían ofrecido era todo mentira. Además, confesó que Castro y Geraldine
tenían su dirección en Colombia y amenazaban con hacerle daño a su familia si
se escapaba. También explicó que no recibía nada del dinero que ganaban
manteniendo relaciones sexuales.
Tres allanamientos, 8 víctimas.- El 18 de
febrero, a las 8:57 p. m., las autoridades se dirigieron a la calle Fabio
Fiallo, donde unos días atrás los agentes encubiertos recogieron a una de las víctimas. Al llegar al segundo nivel del edificio
encontraron "tres presuntas víctimas de explotación sexual, de sexo femenino, de
nacionalidad colombiana". También hallareon lubricantes, preservativos,
dinero y recibos de pagos de distintos bancos.
Ese mismo día, siendo las 9:15 p. m., se
procedió al allanamiento de las viviendas de los imputados, en el residencial
MNG152, en Santo Domingo Oeste. Primero se allanó el apartamento 402. "En
la habitación número uno se levantó una caja con un total de 150
preservativos", "se levantaron dos lubricantes", "una caja
de prueba de embarazo"... Dentro de ese mismo apartamento, en la sala,
fueron rescatadas cuatro víctimas, de
acuerdo con lo señalado en el documento.
Por otro lado, en el apartamento 102, a
las 10:30 p. m., "fue encontrada en el área de la sala una presunta
víctima de explotación sexual, de
sexo femenino, de nacionalidad colombiana". En una de las habitaciones,
además, encontraron dos paquetes de una sustancia en polvo blanco,
presumiblemente cocaína.
Las entrevistas a las víctimas.- Una vez
realizada la investigación, reunido pruebas y haber hecho los allanamientos, las autoridades entrevistaron a
las víctimas. Todas ellas, jóvenes e inocentes, habían
venido al país para ganar dinero bajo la promesa de ser damas de compañía.
El 19 de febrero, un psicólogo forense
las entrevistó, según el Ministerio Público.
— Psicólogo: ¿Cuántos años tienes?
— L.F.L.: 20 años.
— Psicólogo: ¿Pasó algo que quisieras
contarme?
— L.F.L.: No me pegaron, no me obligaron
a hacer cosas que no quería, solamente nos quitaron los pasaportes y cada vez
que trabajábamos nos quitaron el dinero.
— Psicólogo: ¿Cómo te sientes con la
situación?
— L.F.L.: Estresada, porque nosotras
vinimos a trabajar y la familia de uno en Colombia es la que más sufre. Mi mamá
sabe a que yo venía a República Dominicana, y ella sabe todo de mí y no estaba
de acuerdo en que yo viniera.
Algo común en algunas de las víctimas, según la transcripción de las entrevistas,
es su falta de conciencia de la situación. Sin embargo, una de ellas, Y.J.H.L,
lo tenía más claro. "Nos estaban explotando sexualmente y económicamente, pero eso de que
nos pegaban y maltrataban no. Al principio teníamos que estar encima de ellos
para que nos dieran comida", confesó a la Policía.
Otra de ellas, M.L.F.O.G., de 18 años,
tenía una visión del asunto mucho más inocente en el momento del
interrogatorio:
— Psicólogo: ¿Sabes por qué estás aquí?
— M.L.F.O.G.: Bueno, no. Se supone que
fui víctima, no sé cómo se le dice eso. Nada, yo vine aquí por trabajo a ser
dama de compañía".
Así pues, según las investigaciones, las víctimas viajaron al país voluntariamente
para ser damas de compañía, pero al llegar se encontraron con una deuda de
3,500 dólares impuesta por la alegada red criminal.
Además, también debían pagar la comida y
el alojamiento, por lo que la deuda era infinita y la supuesta red criminal se
lucraba con sus servicios sexuales.
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