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Carlos Morel Diplan: “Qué pena usar a los enfermos para hacerse más ricos”

El obispo coadjutor llama a rescatar la esperanza, denuncia estructuras que bloquean la paz y exhorta a una sociedad más humana y solidaria durante la clausura del Año Jubilar en Santo Domingo.

Santo Domingo.– En una homilía cargada de firmeza pastoral y profundo contenido social, el obispo coadjutor de la Arquidiócesis de Santo Domingo, Carlos Tomás Morel Diplan, denunció con dureza las prácticas que convierten el dolor humano en negocio y advirtió sobre los obstáculos que impiden la paz y la esperanza en la sociedad dominicana y el mundo.

Durante la clausura del Año Jubilar de la Arquidiócesis de Santo Domingo, Morel Diplan afirmó que resulta “una verdadera pena usar a los enfermos para hacerse más ricos”, en clara referencia a sistemas y actores que, en lugar de servir, se aprovechan de la vulnerabilidad humana para lucrarse, especialmente en ámbitos tan sensibles como la salud y la asistencia social.

El prelado subrayó que la esperanza, eje central del Jubileo, fue puesta a prueba en múltiples ocasiones a lo largo del año, debido a situaciones que atentaron contra la dignidad humana, la justicia y la convivencia pacífica. Sin embargo, insistió en que la Iglesia está llamada a ser signo vivo de esperanza, incluso en medio de contextos adversos.

“Hay personas que no facilitan la esperanza”, expresó Morel Diplan, al advertir sobre actitudes y estructuras que generan desesperanza colectiva. En ese sentido, citó al papa León al señalar que “no hay paz cuando quienes tienen el poder de hacer la paz no lo hacen”, una reflexión que utilizó para cuestionar a quienes, desde posiciones de poder, se convierten en obstáculos en lugar de constructores de reconciliación.

El obispo coadjutor hizo hincapié en que la paz no es solo ausencia de conflicto, sino fruto de la justicia, la solidaridad y el compromiso real con los más pobres y excluidos. Alertó que cuando la indiferencia, la corrupción o el interés económico prevalecen sobre el bien común, se profundizan las brechas sociales y se debilita la esperanza del pueblo.

Asimismo, exhortó a los fieles, a las autoridades y a toda la sociedad a revisar sus acciones y responsabilidades, recordando que el mensaje cristiano exige coherencia entre la fe y la vida cotidiana, especialmente en la defensa de los más frágiles.

La ceremonia de clausura del Año Jubilar reunió a miembros del clero, religiosas, movimientos laicales y numerosos fieles, quienes participaron en un ambiente de recogimiento, reflexión y compromiso renovado. Con este cierre, la Arquidiócesis de Santo Domingo reafirma su llamado a seguir construyendo una Iglesia cercana, profética y solidaria, que no calle ante las injusticias y mantenga viva la esperanza en medio de las dificultades.

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