Por Alfonso Tejada
Nueva York.- Fernando de León es un periodista de los de antes, de aquellos que en los años ‘80s comenzaron en esos afanes que a muchos entusiasmaron cuando todavía las utopías encandilaban y guiaban el accionar que tenía como aspiración “tocar el cielo con las manos”, propósito inalcanzable pero que algunos creen lo contrario y ostentan como herencia una actitud con la cual se creen dadores de indulgencias pero reclamantes intransigentes de potestades “adeudadas”.
Como muchos colegas de oficio, De León
solicitó que el Colegio Dominicano de Periodistas lo incluya y le consiga una
pensión de las que facilita el Estado dominicano a través de los últimos
gobiernos. Esa ha sido una práctica de largo tiempo en la que se han
involucrado diferentes directivas de la entidad profesional para suplir así su
irresponsabilidad de proveer de esa conquista a sus miembros, tal como lo
establece la ley 10-91.
Sin reparar en las consecuencias éticas de
esa actitud, los dirigentes últimos del CDP y del Instituto de Protección y
Previsión del Periodista- organismo establecido para la asistencia social de
los periodistas dominicanos-, han convertido a ambas en una plataforma para
mendigar favores, con los que se lucran y usan como señuelos para lograr votos
y bienestar particular que les han garantizados permanencia al frente de esa
entidad.
Resulta que después de una tediosa lucha,
De León fue favorecido el pasado año con una de esa pensiones, pero ahí comenzó
un más grave trajinar, pues por esas situaciones, resultado de la improvisación
y desparpajo institucional, él -junto a otro grupo- fue beneficiado con 30 mil
pesos mensuales al colocarlo en una categoría de “reporteros gráficos” y no en
la de periodista, a los que asignaron 40 mil pesos mensuales.
El caso es que desde entonces, Fernando de
León mantiene una lucha para que le igualen el monto de la pensión, lucha en la
que ha escrito, cuando menos, siete artículos “ reivindicando” sus diez mil
pesos que les faltan, y para lo cual no ha reparado en nada más que eso y por
eso se ha sentido con el derecho a descalificar a todos, comenzando por el
presidente Abinader -autor del decreto favorecedor-, a quien condiciona su
honestidad si le suben a 40 mil pesos mensuales la pensión, y al director de
Pensiones, Juan Rosa, de quién escribió “ se la cogió con él” por una “
discusión” que tuvieron aquí en Nueva York, cuando emplazó al funcionario por
“sus faltantes “ 10 mil pesos mensuales.
La mayoría de los pensionados vía el CDP (
me arriesgo a decir que el 98 por ciento) en Nueva York, aparte de que ha
conseguido las mismas sin los méritos legítimos, y a través de procedimientos
cuestionables, en un “ toma y daca” cómplice, el dinero con que lo gratifican
tiene un destino muy alejado del espíritu y propósito para el que se otorga,
que es para una ayuda de sobrevivencia en la etapa final de los pensionados
necesitados, por eso no es ningún “ derecho” de esos periodistas beneficiados
por los gobiernos, y si es una dádiva.
En su último artículo, que titula “Los
proscritos” el demandante, en el párrafo seis hace una referencia de mí, por
una acotación que de manera discreta le hice por lo que entiendo es un desgaste
de su impronta, y que él responde ahora con esta perla:
“A todo lo expuesto, se suma el que haya colegas que, con asomo de pusilanimidad,
cuestionan el que seamos incisivos; incluso, nos dicen que no debemos
victimarnos. Y eso lo dicen quienes suponíamos solidarios, que todavía se
precian de izquierdistas.”
Creo que el término “pusilánime”, al
referirse a mi, es incorrecto, pues le dije lo que entiendo de “su lucha
reivindicativa”, solo que lo hice con discreción porque creí que él podía
evaluarse. Pero él, que en su obsesión ha roto todo
freno inhibitorio, califica de “incisivo” una penosa súplica, que sustenta en
una actitud de origen social que no le ha permitido superarla, por eso le
advertí que se “victimiza”.
De León cuestiona mi solidaridad con su
petición, que, -insisto- no es una reivindicación, y aunque el presidente tiene
la potestad legal de emitir decretos, esas pensiones- que no es solo a
periodistas- es una dádiva ilegítima, pues los montos asignados son insultantes
por ostentosos si los comparamos con los que los por ley les otorgan, por
ejemplo, a los cañeros: unos miserables cinco mil pesos que no les alcanzan ni para
comprar arenque y batata, dieta de esos trabajadores que una versión cultural
les estableció en épocas pasadas, cuando esos alimentos eran de los más
baratos.
En mis años de juventud, cuando también creí que tocaría el cielo con las manos, en los pasillos de Humanidades, en la UASD, oía en las profusas y permanentes discusiones, una cita del “librito rojo de Mao” que recomendaba “ luchar con ventaja, con razón y sin sobrepasarse”, lección de esos tiempos donde la izquierda alimentaba utopías, esa izquierda que aún tiene en la solidaridad uno de sus más preciados y dispuesto valores.Yo, todavía creo en la Solidaridad!...
Las relaciones (hoy en pausa por el
tiempo y la distancia) entre el director de Notiactualidad Global.com, Vianelo
Perdomo, con ambos periodistas (Fernando de León y mi primo político Fonchy
Tejada), es legítima, perenne e irrenunciable. Como gesto de solidaridad y
denuncia, este artículo fue tomado del periódico digital “Espacio de Prensa”.
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