La Red Nacional de Defensa de los Derechos Humanos denuncia que en solo nueve meses las pandillas han asesinado al menos a 84 personas, incluidos policías y miembros de la misión multinacional; seis instituciones del Estado han sido destruidas en medio del caos y la expansión de la inseguridad.
Puerto Príncipe, Haití.– La espiral de violencia que azota a Haití continúa cobrando vidas a un ritmo alarmante. Entre enero y septiembre de 2025, al menos 24 masacres y ataques armados han sido perpetrados únicamente en el departamento de Artibonite, al norte de la capital, Puerto Príncipe, según un informe divulgado este sábado 11 de octubre por la Red Nacional de Defensa de los Derechos Humanos (RNDDH).
El documento revela que varios de estos ataques fueron ejecutados de manera simultánea en distintas comunidades, dejando un saldo de decenas de muertos, heridos y cuantiosos daños materiales. Las víctimas fueron asesinadas con armas de fuego y armas blancas, en medio de una escalada de terror que mantiene a miles de familias desplazadas y a comunidades enteras bajo control de las pandillas.
La RNDDH contabiliza 84 personas asesinadas en Artibonite durante los primeros nueve meses del año, lo que equivale a un promedio de tres homicidios por cada episodio violento y una media de tres asesinatos mensuales solo en ese departamento. Estas cifras se suman a las más de 4,239 muertes registradas en todo Haití durante los primeros ocho meses de 2025, de acuerdo con datos del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH).
Entre las víctimas de Artibonite se encuentran cuatro agentes de la Policía Nacional de Haití (PNH) y dos miembros de la Misión Multinacional de Apoyo a la Seguridad en Haití (MMAS), lo que refleja el alto nivel de riesgo que enfrentan incluso las fuerzas encargadas de restablecer el orden.
Además, seis instituciones públicas —entre ellas tres comisarías, una subcomisaría y dos tribunales de paz— fueron vandalizadas o incendiadas por los grupos armados, dejando sin servicios básicos de justicia y seguridad a una amplia zona del país.
La RNDDH señala que, aunque en 2022 los ataques en Artibonite eran esporádicos, la situación se ha agravado de forma drástica en 2025, convirtiendo a esta región agrícola en un nuevo epicentro de la violencia. La organización subraya que desde 2018 la población haitiana vive bajo una inseguridad generalizada y persistente, marcada por asesinatos, secuestros, desplazamientos y la ausencia de control estatal.
Según la entidad defensora de derechos humanos, la expansión de las bandas hacia Artibonite y otros departamentos del interior ha sido posible por la complicidad e inacción de las autoridades estatales y judiciales, lo que ha permitido que la criminalidad se consolide más allá de la zona metropolitana de Puerto Príncipe.
La crisis de seguridad se produce mientras la comunidad internacional mantiene su atención en la implementación de la misión multinacional de apoyo, encabezada por Kenia, que busca respaldar a la Policía Nacional haitiana en su lucha contra las pandillas. Sin embargo, en el terreno la violencia continúa extendiéndose, dejando a millones de haitianos atrapados entre el miedo, la pobreza y la falta de protección institucional.
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