Redacción de Económicas.- La bancada republicana se anotó una
importante victoria en la Cámara de Representantes de Estados Unidos con la aprobación del plan fiscal y presupuestario impulsado por el
presidente Donald Trump.
La iniciativa, que ahora pasará al Senado, enfrenta allí otra ardua batalla en busca de su aprobación definitiva.
Uno de los puntos destacados del
proyecto es la reducción del impuesto a las remesas, que pasa del 5 % al 3.5 %.
A pesar de esta disminución, la medida seguirá teniendo un impacto considerable
sobre los migrantes y los países receptores.
México
reacciona.-
La presidenta de México, Claudia
Sheinbaum, reaccionó a la decisión asegurando que, pese a la reducción del
gravamen, representantes de su gobierno continuarán dialogando con senadores
republicanos y demócratas para explicar por qué no es conveniente imponer
impuestos a las remesas mexicanas.
Y es que las remesas enviadas desde Estados Unidos representan un 4 % del
Producto Interno Bruto (PIB) de México. En el caso de República Dominicana
ascienden al 7 %, mientras que en El Salvador y
Honduras alcanzan el 21 % del PIB. En
Guatemala, representan un 17 %.
El megaproyecto.- El megaproyecto, bautizado por Trump como "El
gran y hermoso proyecto de ley", fue aprobado con
un estrecho margen de 215 votos a
favor y 214 en contra. Todos los demócratas votaron en contra, y la mayoría de
los republicanos lo apoyaron, con la excepción de dos que votaron
"no".
La sesión en el
hemiciclo se extendió por más de 24 horas, y el voto final se produjo alrededor
de las 7:00 p.m., hora local, luego de que varios legisladores del ala conservadora del Partido Republicano
modificaran su postura respecto al aumento del déficit nacional.
La aprobación del
proyecto sofocó los intentos de algunos indecisos que exigían recortes más
profundos al gasto y mayor rapidez en su implementación. El Comité Nacional Republicano calificó la
aprobación como "una victoria muy
significativa para el pueblo estadounidense".
El plan busca extender las exenciones fiscales aprobadas durante el
primer mandato de Trump (2017–2021) y añadir nuevas reducciones, como exenciones fiscales sobre propinas y compras
de automóviles fabricados en el país. También contempla un incremento de los
fondos destinados al control fronterizo y a la implementación de políticas
migratorias más estrictas.
Según un informe actualizado de la Oficina de
Presupuesto del Congreso (CBO, por sus
siglas en inglés), la nueva legislación añadirá aproximadamente 3 billones de
dólares a la deuda nacional en un
plazo de 10 años, la cual actualmente supera los 36 billones.
Para compensar el aumento en el gasto
público, se prevén recortes por más de 1 billón de dólares en programas de
seguridad social en la próxima década, incluyendo restricciones al Medicaid y al Medicare.
Recortes a Medicare y otros programas.- De acuerdo con la CBO, los fondos federales destinados a Medicaid se reducirían en cerca de 700,000 millones de dólares, mientras que el Medicare podría enfrentar recortes por 500,000 millones, con el objetivo de mantener el déficit dentro de los márgenes legales establecidos por el Congreso.
La CBO también
advirtió que es probable que esas cifras aumenten, y añadió que
el programa de asistencia alimentaria sufriría una reducción de aproximadamente
267,000 millones de dólares.
Estos recortes dejarían a millones
de personas sin acceso a programas que
benefician a ciudadanos de bajos ingresos o con condiciones médicas crónicas.
Tanto Trump como el presidente de
la Cámara de Representantes, el republicano Mike
Johnson, han asegurado que los "trabajadores estadounidenses" no se
verán afectados, y que los recortes están dirigidos a eliminar beneficios otorgados a "inmigrantes ilegales que abusan de estos
programas".
Junto a la ampliación de las deducciones
fiscales estatales y locales, las restricciones a los programas sociales han
sido uno de los puntos más polémicos dentro del propio Partido Republicano,
generando tensiones entre su ala conservadora y
la más moderada.
Los conservadores exigen recortes más agresivos e inmediatos,
mientras que los moderados expresan preocupación por el impacto que tendrían
estas medidas en sus distritos y sus implicaciones para la reelección en los
comicios legislativos de medio mandato en noviembre de 2026.
Estas divisiones internas amenazaron con
retrasar la aprobación del megaproyecto en la Cámara de
Representantes, lo que llevó a Trump a visitar el Congreso
esta semana para presionar a los miembros de su partido que aún se oponían.
Aprobación
exprés y presión al Senado.- Tras la votación final, Trump instó al
Senado a "ponerse manos a la obra" y
enviarle el proyecto de ley "¡LO ANTES POSIBLE!". "No hay tiempo
que perder", escribió en su red social Truth Social.
Por su parte, Johnson expresó su deseo
de que el Senado no introduzca cambios significativos al texto y llamó a considerarlo "un esfuerzo de equipo".
Ahora, el proyecto continuará su trámite en el Senado, donde los
republicanos también tienen mayoría, con 53 escaños frente a los 45 de los
demócratas y dos independientes que suelen votar con los progresistas.
El objetivo del Partido Republicano es
tener la ley aprobada antes del 4 de julio, Día
de la Independencia.
Fuentes: Agencias internacionales
de prensa y archivos periodísticos.
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