Washington, Estados Unidos.- El “bromance”, o sea la amistad estrechamente cercana, entre el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y Elon Musk, catalogado hasta hace poco como uno de sus mejores y más cercanos aliados, se derrumbó de forma estrepitosa este jueves a plena vista del público entre acusaciones mutuas y tras la ofensiva lanzada por el empresario contra el plan fiscal del presidente norteamericano.
Elon Musk incluso se atribuyó la
victoria de Donald Trump en las elecciones de 2024: "Sin mí Trump habría
perdido, los demócratas hubieran controlado la Cámara de Representantes y los
republicanos se habrían quedado en 51-49 en el Senado", dijo en X.
El desencadenante que dinamitó la
alianza entre dos socios que hasta ahora parecían inseparables fue el plan
fiscal impulsado por Trump, que según la Oficina Presupuestaria del Congreso,
un ente no partidista, incrementará la deuda del país en 2.4 billones de
dólares durante la próxima década.
La relación entre los dos controvertidos
personajes, no obstante, ha sido desde hace años una montaña rusa.
Antes de las presidenciales de 2016, que
Trump ganó, Musk (consejero delegado de Tesla y SpaceX y propietario de X y xAI
entre otras empresas) declaró a la cadena CNBC que pensaba que el político y
empresario no era "el mejor tipo" para el cargo de presidente.
"No parece tener el tipo de
personalidad que refleje bien a Estados Unidos", dijo.
Tras esa victoria electoral, Musk aceptó
participar en un consejo asesor que Trump creó, pero tras su decisión de
retirar en 2017 a EE.UU. del Acuerdo de París sobre la crisis climática se
distanció del mandatario.
Las posturas entre Musk y Trump
empezaron a acercarse de nuevo durante el mandato del demócrata Joe Biden
(2021-2025). En 2022, el empresario compró Twitter, reactivó la cuenta del
republicano y dio más espacio en la red social a las voces extremistas.
En 2023, las críticas de Musk a Biden
arreciaron y el empresario multiplicó sus contactos, primero con personas de la
esfera de Trump y del Partido Republicano, y en 2024, año electoral,
directamente con el entonces candidato a la presidencia.
Durante la campaña, Musk se convirtió en
una de las principales herramientas de Trump, apareciendo en dos mítines y
donando al menos 250 millones de dólares al candidato republicano, según señaló
el diario The Washington Post.
Cuando finalmente Trump regresó a la
Casa Blanca el pasado enero, el presidente recompensó a Musk con la dirección
del todopoderoso Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), la entidad encargada
de recortar de forma drástica el gasto público federal y con acceso a
información vital del país.
Musk se convirtió literalmente en la
mano derecha de Trump: en numerosas ocasiones apareció en el Despacho Oval a la
derecha del presidente mientras este lanzaba importantes anuncios económicos,
de política nacional o de asuntos exteriores.
La relación con Trump, su dedicación a
DOGE, así como sus coqueteos con movimientos de extrema derecha en Europa le
costaron caro a Musk, especialmente a través de Tesla, cuyas ventas se han
desplomado en muchos mercados.
Musk anunció en abril que reduciría su
dedicación a DOGE a "uno o dos días" a la semana a partir de mayo,
pero el 28 de mayo dijo que abandonaría totalmente la gestión del departamento
para centrarse en Tesla. Para entonces, Musk ya había lanzado alguna crítica al
plan fiscal del presidente, aprobado ya por la Cámara Baja y que está siendo
tramitado en el Senado.
El día de la despedida, en una nueva
comparecencia conjunta el 30 de mayo en el Despacho Oval, Trump y Musk se
intercambiaron elogios.
Pero el controvertido plan fiscal ha
hecho realidad lo que muchos analistas anticipaban desde hacía tiempo: que el
ego de los dos personajes era demasiado grande para permitir una coexistencia
pacífica.
El martes, Musk calificó de
"abominación repugnante" dicho proyecto fiscal y hoy dio un paso más
y en su red social acusó al presidente de mentir cuando este dijo que había
estado al tanto de sus pormenores.
"¡Falso. No me enseñaron este
proyecto de ley ni una sola vez", dijo Musk en X poco después de que Trump
pareciera dar por terminado ese imposible 'bromance': "Elon y yo teníamos
una gran relación. No sé si seguirá así", señaló en la Casa Blanca.
Ese distanciamiento público acaparó de
inmediato la atención de la 'magasfera', los seguidores del ideario 'Make
America Great Again' del presidente, a la que se habían unido los partidarios
de Musk.
"Estamos confundidos, ¿siguen
siendo buenos amigos o no?", señalaba en tono irónico uno de ellos,
mientras muchos otros se apresuraron a preguntar al chatbot Grok qué estaba
pasando entre ambos y quién tiene la razón.
Fuentes: Agencias internacionales de
prensa.
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