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Constitución de la República Dominicana, sus reformas e intereses político-partidaristas

En la foto se recuerda que en el mes de enero de 1844, nuestros independentistas se reunieron a revisar el texto de la Constitución de la República, identificada también como la Constitución de Duarte, la cual fue firmada y proclamada en San Cristóbal el 6 de noviemnbre de 1844.
Celebrar o conmemorar el Día de la Constitución de la República exige, por tanto, no solo leerla sino exigir su cumplimiento, fiscalización y aplicación en clave de bienestar colectivo y respeto a la alternancia.

Por Vianelo Perdomo

Santo Domingo.- Cada 6 de noviembre la República Dominicana conmemora su Carta Magna: no solo un texto legal, sino un espejo de la historia política del país. La Constitución ha sido, a lo largo de 181 años, tanto instrumento de protección de derechos como herramienta moldeada por las mayorías del poder. Esta crónica de Diario Santo Domingo recorre ese doble rostro: cuántas reformas ha sufrido la Constitución, cómo han pesado los intereses políticos y partidarios en esas reformas, cuáles han sido los textos más avanzados y qué presidentes estuvieron al frente durante los episodios constitucionales más relevantes.¿Cuántas reformas y constituciones ha tenido la República Dominicana?

Desde la proclamación de la primera Constitución (1844) hasta 2015 se contabilizaban ampliamente 39 reformas/variantes del texto constitucional. En octubre de 2024 la Asamblea Nacional Revisora aprobó y proclamó un nuevo texto constitucional (promulgado oficialmente el 27 de octubre de 2024), que la prensa y los registros oficiales reconocen como la modificación número 40 de la Carta Magna dominicana.

Esa versión 2024 introduce cambios importantes (unificación de elecciones, independencia del Ministerio Público, reducción de diputados, etc.).


¿Por qué tantas reformas? — La política detrás de las reformas

La abundancia de textos constitucionales en la historia dominicana no es neutral: responde a dos dinámicas recurrentes.

Ajustes por inestabilidad y rupturas históricas. En momentos de crisis (golpes, ocupaciones, guerras civiles) las nuevas autoridades han promulga do constituciones para establecer un marco legal ajustado a la nueva realidad política. La Constitución de 1966, por ejemplo, buscó cimentar la transición tras la guerra civil de 1965 y estabilizar las instituciones.

Intereses del gobierno de turno, la tentación del continuismo o del cambio de reglas. Muchas reformas han sido impulsadas por el Ejecutivo o por mayorías legislativas para introducir normas favorables a la agenda del poder: desde la habilitación de la reelección presidencial hasta la modificación de reglas electorales o del sistema judicial. En las últimas décadas los debates sobre la reelección presidencial han sido motor central de varias reformas (1994, 2002, 2010 y 2015 aparecen vinculadas a la discusión sobre límites y repostulación). Los análisis de prensa y académicos subrayan que, aunque algunas reformas han tenido motivaciones de modernización, otras respondieron a intereses de perpetuación o de ventajas políticas puntuales.

¿Cuáles han sido los textos constitucionales “más avanzados”?

Hablar de “avanzados” puede significar distintos logros: protección de derechos, modernización institucional, separación de poderes o garantías sociales. Entre los hitos que suelen mencionarse por su aporte están:

El profesor Juan Bosch al tomar juramento como presidente de la República el 27 de febrero de 1963

Constitución de 1963: La relevancia de esta Constitución cosiste en el hecho de que la República Dominicana venía de la dictadura de Rafael Leonidas Trujillo Molina y el de Juan Bosch era el primer régimen de la naciente Era Democrática del país y aun para muchos este era un texto constitucional altamente progresista.

El doctor Joaquín Balaguer, en 1966, fue juramentado por primera vez como presidente electo democráticamente.

Constitución de 1966: ofreció el marco de estabilización democrática tras 1965 y sentó las bases institucionales de la “Cuarta República”. Es relevante por su papel restaurador.

Firma del Pacto por la Democracia en 1994

Pacto por la Democracia y la doble vuelta electoral

La Constitución reformada en 1994, firmada por Joaquín Balaguer, José Francisco Peña Gómez y otros actores, consagró aspectos como la posibilidad de la doble nacionalidad (artículo 11), la prohibición de la reelección presidencial consecutiva (artículo 49), la doble vuelta electoral (artículo 90), la separación de las elecciones presidenciales de las congresuales y municipales.

El 14 de agosto de 1994 se aprobó dicha reforma a la Constitución dominicana, la que sería la última en el siglo XX. Fue la trigésima sexta reforma a nuestro texto y la primera desde 1966, lo que hacía de la Constitución reformada la de más larga duración en nuestra historia republicana. A diferencia de procesos constitucionales más ambiciosos, esta modificación versó sobre aspectos puntuales -especialmente orgánicos- que respondían a factores políticos y sociales muy particulares.

Sin embargo, su trascendencia no se ve por ello reducida pues aun en las complejísimas circunstancias que la prohijaron, sirvió como medio para la obtención de transformaciones pertinentes que traerían, más allá de su impronta propia, otras innovaciones posteriores consigo. En este brevísimo artículo, así como en otros que sobre la misma temática le seguirían, pretendo referirme a una de esas transformaciones que considero especialmente significativa, esto es, la relacionada con el control de constitucionalidad.

Pretendo abordar de manera resumida dos cuestiones esenciales: por un lado, las condiciones particulares que generaron la reforma constitucional de 1994 y, por otro, la configuración del control de constitucionalidad a la sazón y sus precedentes próximos.

A la izquierda, el entonces presidente del Senado, doctor Reinaldo Pared Pérez, y a la derecha, el doctor Leonel Fernández Reyna, muestran la Constitución de la República, texto actual, consdierado como altamente democrático.

Constitución de 2010: ampliamente señalada como una reforma de calado en materia de derechos (amplió garantías, clarificó la nacionalidad, incorporó enfoques modernos sobre derechos humanos y políticas sociales). Varios expertos la consideran un avance en materia de constitucionalismo social y de derechos.

Reformas/Texto de 2015 y 2024: Aunque la reforma de 2015 estuvo marcada por la polémica sobre reelección (retorno de la posibilidad de repostulación impulsado por el poder ejecutivo en ese momento), también hay artículos que intentaron ajustes institucionales.

El presidente Luis Abninader y los jueces del Tribunal Constitucional, presidido por el honorable juez Napoleón R. Estévez Lavandier, durante el acto solemne de conmemoración del Día de la Constitución, este jueves 6 de noviembre de 2025 en San Crstóbal, República Dominicana, ciudad identificada como "Cuna de la Constitución".

La Constitución 2024 (proclamada en octubre de 2024) contiene medidas vistas por sus promotores como avanzadas: mayor independencia del Ministerio Público, unificación de elecciones a futuro, y cambios en la composición de órganos de justicia y control; muchos actores destacan que esas disposiciones buscan reforzar la institucionalidad y la alternancia.

Nota analítica: un texto puede ser “avanzado” en derechos y al mismo tiempo ser objeto de uso político (por ejemplo, un artículo que garantice independencia judicial puede coexistir con otras reformas que faciliten control político). La evaluación final depende de la implementación y de las prácticas políticas que siguen a la reforma.

Presidentes asociados a períodos de reformas relevantes

A continuación, una lista con presidentes que encabezaron o tuvieron un rol destacado en reformas constitucionales que marcaron épocas recientes (no es exhaustiva de todas las 40 modificaciones, pero sí de los hitos modernos):

Juan Bosch.- Líder en la transicón Postdictadura Predemocracia, le correspondió ser presidente de la República en 1963 (Febrero-Septiembre), durante un delicado período en cuyos interses particulares se impusiern a la realidad del país y el profesor Bosch fue víctima de un golpe de estado del que aún, sin duda alguna, se tienen capítulos ocultos.

Joaquín Antonio Balaguer — líder en la etapa de posguerra y múltiples reformas en la segunda mitad del siglo XX; en 1966 se promulgó el texto que ordenó la vida política tras la crisis de 1965.

Joaquín Balaguer (otra vez) — asociado a reformas a lo largo de su prolongada influencia (años 60–90).

Hipólito Mejía (presidente 2000–2004) — la reforma de 2002 (relacionada con la reelección/repostulación) estuvo vinculada al proceso político de su periodo. (En 2004 surgieron problemas de publicación/validez jurídica que complicaron su aplicabilidad).

Leonel Fernández (presidente 1996–2000 y 2004–2012) — impulsor de la reforma de 2010, considerada por sus promotores como una renovación amplia del texto constitucional (garantías sociales, tratamiento de la nacionalidad, modernización).

Danilo Medina (presidente 2012–2020) — figura central en la reforma de 2015 que restableció la posibilidad de reelección inmediata y habilitó su repostulación; la reforma fue políticamente controvertida y objeto de litigios y críticas.

Luis Abinader (presidente desde 2020) — impulsor y presente en la proclamación de la Constitución 2024 (27 de octubre de 2024), la cual fue presentada como una reforma que fortalece la alternancia y la independencia del Ministerio Público y que, entre otras cosas, reduce el número de diputados y propone la unificación de elecciones a partir de 2032.

Breve conclusión reflexiva, para este 6 de novirembre de 2025, Día de la Constitución dominicana

El 6 de noviembre es una fecha para recordar la letra de la ley, pero también para interrogar la práctica política que la rodea.

La historia constitucional dominicana muestra una tensión constante: a la vez que se han incorporado avances en derechos y modernización institucional (especialmente visibles en el texto de 1963, 2010 y, según sus partidarios, en las reformas de 2024), las reformas han sido con frecuencia el resultado de negociaciones políticas en las que los intereses partidarios y la ambición de mandatos han jugado un papel decisivo.

Celebrar la Constitución exige, por tanto, no solo leerla sino exigir su cumplimiento, fiscalización y aplicación en clave de bienestar colectivo y respeto a la alternancia.

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