El fundador de El Gran Combo de Puerto Rico muere a los 99 años, dejando un legado imborrable.
San Juan, Puerto Rico.- Este sábado 6 de diciembre de 2025 el mundo de la salsa amaneció de luto: Rafael Ithier Natal, fundador, pianista, arreglista y director histórico de El Gran Combo de Puerto Rico, falleció a los 99 años. Su deceso fue confirmado por su familia a través del abogado Víctor Rivera en comunicación con la emisora WKAQ.
Un triunfo de disciplina y sabor
Nacido el 29 de agosto de 1926 en Río Piedras, San Juan, Ithier creció rodeado de música y tomó las riendas de su formación como autodidacta, destacándose en el piano.
Tras sus primeros pasos musicales en agrupaciones como el Conjunto Hawaiano y luego en Rafael Cortijo y su Combo, en 1962 decidió crear su propio proyecto: nació así El Gran Combo de Puerto Rico.
El debut oficial se produjo el 26 de mayo de 1962 en el Rock’n Roll Club de Bayamón. Desde entonces, bajo su liderazgo, la agrupación se consolidó como la orquesta más emblemática de la salsa mundial.
Un legado que trasciende generaciones
Durante más de seis décadas, Rafael Ithier guió a El Gran Combo con disciplina, visión y entrega, creando un repertorio inolvidable — relatos de vida, fiesta, nostalgia y cotidianidad que se convirtieron en himnos del Caribe y de toda Latinoamérica.
Su orquesta dio a luz a decenas de álbumes —más de 70—, y llevó su música desde los barrios de Puerto Rico hasta los cinco continentes, transformando a la salsa en lengua universal del baile, la identidad y la hermandad.
Pero más allá de la música: Ithier construyó una institución. Su formación, disciplina y principios dieron al género una base sólida; por ello muchos le llamaban “el profesor de la Universidad de la Salsa”.
Reacciones y tributos en masa
La noticia del adiós de Rafael Ithier provocó una ola inmediata de homenajes. Figuras de la música tropical, salseros, artistas y fanáticos expresaron su dolor y su gratitud.
Para muchos, su pérdida simboliza el fin de una era. “Hoy el universo salsero pierde uno de sus pilares”, escribió uno de sus colegas, en un mensaje que recoge el sentir de miles de admiradores que crecieron con su música.
Un adiós inevitable, pero un legado eterno
Aunque su fallecimiento marca el cierre de un capítulo, su piano se silenció por última vez, la huella de Rafael Ithier perdurará mientras alguien en una fiesta, un club, una boda o una parranda encienda la salsa. Mientras alguien tararee una de esas melodías que él ayudó a forjar, Ithier seguirá vivo.
En ese sentido, su muerte no representa un final absoluto, sino la reafirmación de un legado: el de un hombre que convirtió sus manos en puente entre generaciones, que convirtió sonidos caribeños en identidad compartida, que convirtió El Gran Combo en escuela, historia y memoria colectiva.
Descansa en paz, maestro.




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