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Haití en una encrucijada: violencia, fallas electorales y una comunidad internacional dividida

Tras la suspensión de las elecciones, Puerto Prícipe se hunde en manos de bandas armadas; llegadas policiales africanas y contingentes centroamericanos alivian momentáneamente inseguridad, pero no hay solución. 

Redacción Internacional de NG.- A finales de 2025 Haití sigue sin celebrar elecciones nacionales viables. El Consejo Electoral provisional no logró organizar la votación prevista para noviembre, la expansión territorial y operacional de las grandes bandas armadas en Puerto Príncipe y otras zonas, junto a problemas logísticos y de seguridad, hicieron imposible garantizar un proceso mínimo de orden y seguridad. Consecuencia inmediata: el calendario electoral quedó pospuesto y la transición política se mantiene en un limbo.

En foto de archivo el asesinado presidente Jovenel Moise.

Antecedentes... ¿Por qué se ha llegado hasta aquí?

Desde el asesinato del presidente Jovenel Moise en 2021 la institucionalidad haitiana entró en permanente crisis: mandatos caducados del Parlamento, gobiernos de transición y una Policía Nacional (PNH) con recursos y capacidades reducidas.

En los años siguientes las pandillas (gangs) se organizaron en alianzas cada vez más extensas —controlan barrios enteros, rutas comerciales y terminales—, lo que ha elevado los niveles de asesinatos, secuestros, desplazamientos internos y abusos contra la población. La ONU y otros rganismos multinacionales han estimado que buena parte de Puerto Príncipe está bajo influencia de estas estructuras.


La respuesta internacional y las tropas, qué hay y qué puede venir

Fuerza Multinacional bajo liderazgo africano / keniana: en 2025 el Consejo de Seguridad y actores internacionales respaldaron una fuerza multinacional para apoyar a la Policía Nacional de Haití (PNH) en operaciones contra las bandas (la llamada Gang Suppression Force o esencia de la Misión de Apoyo). Kenia ha sido el principal contribuyente con contingentes policiales (y ha enviado varios despliegues).

En la primera semana de diciembre de 2025 llegaron nuevos contingentes kenianos y se estimaron ya cerca de 980 efectivos desplegados —con mandatos para expandirse hasta varios miles si hay más aportes.

Aportes regionales: países centroamericanos (Guatemala, El Salvador) han aportado fuerzas o policías a la misión y El Salvador anunció mantener personal; Guatemala ofreció incluso duplicar su despliegue a 300 efectivos según comunicados y reportes recientes. Otros países del Caribe han mostrado disposición, pero no todos han concretado envíos.

EE.UU. y financiamiento logístico: Estados Unidos ha sido un gran proveedor de apoyo logístico y financiero (transporte, inteligencia, abastecimiento), pero no envía tropas de combate directas. A nivel de fondos, las necesidades estimadas son elevadas (centenares de millones anuales) y la recaudación internacional está por debajo de lo necesario; la insuficiente financiación limita la expansión sostenida de la misión.


¿Llegarán más tropas extranjeras?

Es muy probable, pero condicionado: hay ofertas públicas y discretas (varios gobiernos caribeños y latinoamericanos reiteran su disposición), y la ONU mantiene abierta la posibilidad de ampliar el mandato siempre que lleguen contribuciones de personal y dinero. En la práctica, la escala y rapidez dependen de acuerdos bilaterales, garantías operativas y la voluntad política de donantes.

¿Qué dicen los organismos multilaterales y regionales?

La Organización de Nacines Unidas (ONU) ha renovado y ajustado mandatos (incluidas sanciones contra líderes vinculados a bandas) y ha apoyado la presencia policial africana bajo un marco de “apoyo para restaurar seguridad”.

La ONU insiste en una combinación de respuesta de seguridad y asistencia humanitaria, y pide más aportes y una estrategia de medio plazo.

La Organización de Estados Americanos (OEA) ha presentado hojas de ruta y pide “actuar con urgencia”; se le ha pedido contribuir al apoyo logístico y a la coordinación, incluso soporte estratégico para la GSF (Gang Suppression Force). La OEA enfatiza que cualquier medida debe respetar la soberanía haitiana y fortalecer las instituciones nacionales.

La Comunidad del Caribe (CARICOM), creada en 1973, que tiene 15 paìses miembros y y seis miembros asociados, en la zona de iluencia del Mar caribe, ha sido cautelosa y pide soluciones lideradas por la región y la diplomacia; en algunas ocasiones la CARICOM ha condicionado su apoyo a entendimientos sobre mandato, control civil y protección de derechos humanos.

¿Qué dicen las organizaciones humanitarias, ONGs y las Iglesias?

ONGs y organismos humanitarios (UNICEF, Human Rights Watch, The New Humanitarian, ACNUR, Médicos y otros) advierten de una crisis humanitaria creciente, : desplazamiento interno masivo, hambre, acceso limitado a salud y educación, violencia sexual y vulneración de derechos. Piden corredores humanitarios, protección de civiles y un aumento urgente de financiación para asistencia. Human Rights Watch y otros han subrayado también el riesgo de abusos por fuerzas mal coordinadas y la necesidad de mecanismos de rendición de cuentas.

Mientras, iglesias y líderes religiosos han emitido mensajes llamando a la esperanza, a la reconciliación y exigiendo liderazgos con integridad; varios obispos locales han dicho que sin seguridad real no habrá elecciones legítimas.

El Vaticano y conferencias episcopales han pedido protección de civiles y una salida política inclusiva.

¿Por qué no se celebraron las elecciones convocadas para noviembre 2025?

Seguridad insuficiente: el control de rutas y centros de votación por pandillas impide el dispositivo electoral (transporte de material, seguridad de centros y votantes).

Logística y legitimidad: falta de confianza en el Consejo Electoral, carencias institucionales, retrasos en leyes y en preparación técnica.

Desplazamiento y exclusión: millones han quedado desplazados o viven en condiciones que impiden el acceso a urnas y registros.

Perspectivas y escenarios probables 

Escenario 1: Contención gradual, con más contribuciones policiales y mejor coordinación (UN + gobiernos regionales + OEA), se podría contener a algunas bandas en zonas clave, abrir corredores humanitarios y preparar una hoja de ruta para elecciones parciales o escalonadas; esto exige fuertes recursos financieros y tiempo (meses o quizas años).

Escenario 2: Estancamiento y más violencia. Si la financiación y las contribuciones no aumentan, la misión será insuficiente para desmontar las estructuras de las pandillas; la inseguridad y la crisis humanitaria se profundizarán, con más desplazamiento y colapso de servicios básicos.

Escenario 3: Solución política inclusiva.  Un acuerdo nacional (con participación de sociedad civil, iglesias, organismos regionales y con garantías de seguridad) que fije un calendario creíble de elecciones y reformas de la PNH y justicia; el más deseable pero el más difícil, por la fragmentación política y la desconfianza.

Qué falta para salir del limbo

1.- Financiamiento sostenido para operaciones de seguridad y para la respuesta humanitaria (actualmente insuficiente).

2.- Aportes adicionales de personal (policía/seguridad) coordinados con la PNH y supervisión de derechos humanos.

3.- Un acuerdo político inclusivo que legitime un nuevo calendario electoral y reformas institucionales (policía, justicia, registro civil).

4.- Protección y asistencia a las comunidades desplazadas y víctimas.

Lo que hemos revelado esta semana (gestos y señales)

a.- Llegadas adicionales de contingentes policiales liderados por Kenia y compromisos públicos de países de la región (Guatemala, El Salvador). Reportes citan retrasos y retos logísticos dentro de las contingencias.

b.- ONU y Consejo de Seguridad mantuvieron sanciones y llamamientos públicos a más apoyo; OEA lanzó actualizaciones de su hoja de ruta pidiendo acción urgente.

3.- Organizaciones humanitarias y la Iglesia aumentaron mensajes de alarma y llamados a la protección de civiles durante la temporada navideña.

(Texto: Vianelo Perdomo, con la colaboración y llamadas telefónicas de colegas periodistas y dirigentes de ONGs establecidas en Puerto Príncipe y comunas haitianas. Fotos de agencias internacionales de prensa y archivos periodísticos) 


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