Más de 100 encuentros han convertido el espacio en un eje de comunicación política, rendición de cuentas y confrontación directa con el periodismo dominicano.
A lo largo de este período, "LA Semanal con la Prensa" ha funcionado como una vitrina oficial para anunciar políticas públicas, presentar resultados de gestión, responder críticas, fijar posiciones ante crisis nacionales e internacionales y, sobre todo, sostener un diálogo directo con los medios de comunicación. En un país donde la relación entre el poder y la prensa históricamente ha sido tensa o distante, el ejercicio marcó un punto de inflexión.
De la exposición de logros a la defensa política
El formato, que combina una presentación inicial del mandatario con una ronda abierta de preguntas, permitió al Gobierno estructurar narrativas semanales sobre economía, seguridad ciudadana, salud, educación, infraestructura, política social y lucha contra la corrupción. En múltiples ocasiones, Abinader acudió a cifras, comparaciones regionales y estadísticas oficiales para sustentar su discurso y defender el desempeño gubernamental.
Durante momentos críticos —como el alza de los precios internacionales, los debates migratorios, la inseguridad o las reformas pendientes— LA Semanal se convirtió en el principal escenario para explicar decisiones, reconocer dificultades y anunciar correctivos. No pocas veces, el presidente enfrentó cuestionamientos incómodos, insistencias de los reporteros y críticas directas sobre promesas incumplidas o fallas institucionales.
Un espacio clave en tiempos electorales
Uno de los mayores desafíos del espacio se produjo durante la contienda política, cuando Abinader buscaba la reelección. Aun así, el Gobierno mantuvo LA Semanal como un ejercicio de comunicación institucional, intentando —según reiteró el propio mandatario— separar las funciones del Estado de la dinámica partidaria.
En ese contexto, el encuentro sirvió para contrastar visiones, responder ataques de la oposición y reforzar el discurso de transparencia y continuidad de políticas públicas. Aunque sectores críticos cuestionaron el uso del espacio en medio del proceso electoral, otros valoraron la permanencia del diálogo como un signo de apertura democrática.
Apertura, críticas y un nuevo estilo presidencial
A lo largo de estos casi tres años, Abinader ha mantenido una postura de apertura frente a las críticas, reconociendo errores en algunas áreas y defendiendo con firmeza otras decisiones. La interacción frecuente con periodistas de distintos medios —nacionales, regionales y digitales— amplió el espectro de preguntas y redujo el control tradicional del mensaje presidencial.
Para analistas políticos y comunicadores, LA Semanal ha redefinido el estilo de comunicación del Poder Ejecutivo, acercándolo a prácticas más habituales en democracias consolidadas, donde la rendición de cuentas periódica y el contacto directo con la prensa forman parte del ejercicio del poder.
Balance y legado
Con más de 100 ediciones realizadas, LA Semanal con la Prensa deja como balance un archivo vivo de la gestión de Abinader: anuncios, explicaciones, tensiones, rectificaciones y compromisos públicos. Más allá de simpatías o críticas, el espacio se consolidó como un referente informativo semanal y como un ejercicio que elevó las expectativas sobre la transparencia y la comunicación gubernamental en la República Dominicana.
El tiempo dirá si esta práctica se institucionaliza más allá del actual mandato o si quedará como una marca distintiva de la presidencia de Luis Abinader. Por ahora, tres años después, cada lunes sigue siendo una cita obligada entre el poder y el periodismo dominicano.



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